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Conoce al clavadista peruano que se convirtió en campeón mundial a los 71 años

Lima (Andina) — En medio de la efervescencia generada por los Juegos Olímpicos, salen a la palestra historias de deportistas que rompen todo molde, como Jorge Zegarra, conocido en el mundo del clavadismo como “Masa”, quien a sus 71 años se alza como un gigante en un deporte que exige precisión, elegancia y, sobre todo, coraje.

Todo comienza en el Puericultorio Pérez Araníbar, donde llegó al año de nacido. En ese lugar, bajo el cuidado de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana (SBLM), Jorge encontró no solo refugio y educación, sino también la razón de su existencia.

A los 12 años descubrió en el agua un lugar de paz y desafío. Empezó en la natación, pero su mirada siempre se desviaba hacia los clavadistas que, con gracia y valentía, se lanzaban desde alturas vertiginosas. Fue así como decidió cambiar de rumbo, apostando por los saltos ornamentales, un deporte que se convertiría en su eterna pasión.

“Para mí este es un deporte bello y artístico. Me gusta saltar del trampolín y sentir que el público me ve solo a mí. Al igual que el color de mi pelo, quiero ser la atracción, aunque sea solo durante 30 segundos”, comentó Jorge entre risas.

Una joven promesa

A la par que realizaba sus entrenamientos en la Federación Deportiva Peruana de Natación, ya como un deportista de alto rendimiento, desempeñó diferentes labores en la SBLM, siendo su primer trabajo en el Departamento de Panadería. Fue precisamente en ese contexto que surgió su apodo “Masa”.

“Cada día que iba a la piscina olímpica de Campo de Marte, me veían siempre con un pan en la mano o compartiendo postres con mis compañeros. Comía tanto pan que empezaron a decir que era pura masa y esa chapa se me quedó. Aquí nadie conoce a Jorge Zegarra”, relata con un tono bromista.

Después de una ardua preparación y tras haber saboreado el triunfo en múltiples competencias nacionales, su gran oportunidad de brillar en el extranjero llegó a los 20 años, en el Campeonato Sudamericano de Natación de 1972 en Arica, Chile. Le pidieron que quedara entre los doce mejores, pero superó todas las expectativas al alcanzar un notable sexto lugar.

Pese a tener una larga carrera por delante, Jorge decidió bajarse del tren de las competencias antes de lo previsto.

Con los años, se convirtió en un maestro del clavadismo, dedicando más de tres décadas y media de su vida a la enseñanza. Formó a varias generaciones de clavadistas, transmitiendo no solo las técnicas, sino también la disciplina y la pasión que exige este deporte. Sin embargo, en su interior, el deseo de competir, de sentir la adrenalina del salto y la gloria del podio, nunca desapareció.

Salto de oro

En un momento de introspección, motivado por su exalumna y ahora entrenadora, Gioconda Cabrejos, y con casi 70 años, Jorge asumió el mayor desafío de su vida: regresar al mundo competitivo.

No fue un camino fácil; la falta de financiamiento y la incredulidad de algunas personas hicieron que su retorno pareciera un sueño lejano. Pero Masa, fiel a sus creencias, no se dejó vencer.

En 2022, su esfuerzo rindió frutos cuando se consagró como tricampeón en los Panamericanos de Natación Máster en Medellín, Colombia, imponiéndose a sus contendientes del certamen en las modalidades de trampolín de 1 metro, 3 metros y plataforma.

“Me decían que era muy viejo para participar. Que me iba a dar un ataque, epilepsia o que me iba a desmayar. Con gran enojo, me guardé las palabras y me esforcé aún más. Regresé y les puse las tres medallas de oro sobre la mesa», comentó Masa a la Agencia Andina.

Campeón mundial

Ese éxito fue solo el principio. Con la confianza recuperada y la convicción de que su edad no era una barrera, decidió enfrentarse a los mejores del mundo en Japón. Allí, frente a otros 20 competidores de diversos países, demostró que la experiencia y el talento no tienen fecha de caducidad, coronándose campeón mundial máster con una medalla de oro que sellaba su lugar en la historia del clavadismo peruano.

Zegarra gestó esta hazaña en la categoría de 70-74 años en la prueba de clavados de 10 metros en plataforma. El veterano deportista logró acumular un puntaje de 120.40 tras una fantástica maniobra y superó a todos sus contendientes del certamen. En el podio se impuso al británico Jm McNally de 115.75 puntos (2°) y al belga Giocanni Dolcimascolo de 114 puntos (3°).

Y, como si fuera poco, eso no es lo único en lo que el representante nacional logró destacar en la cita mundialista. Masa también estuvo muy cerca de subirse al podio en la prueba de trampolín de 3 metros, finalizando en el cuarto lugar, a tan solo un punto del bronce. En trampolín de un metro, además, consiguió un valioso sexto lugar.

Rumbo a Singapur 2025

Hace apenas un mes, en Trinidad y Tobago, volvió a brillar en los Panamericanos, sumando tres nuevas preseas doradas a su impresionante colección y dejando otra vez el nombre del Perú en alto. Cada salto, cada giro en el aire, era una declaración de que la grandeza no tiene edad.

La historia de Jorge Zegarra es un poderoso recordatorio de que nunca es tarde para soñar, para luchar por lo que uno ama. “Mi vida son los clavados y no lo cambiaría por nada”, resaltó.

Actualmente está entrenando en la Federación Deportiva Peruana de Natación; sin embargo, busca el apoyo de más personas y empresas para competir próximamente en el Mundial Másteres de Natación Singapur 2025 y continuar con su racha ganadora. Los interesados pueden contactarlo al 912 947 135.

“Cualquier apoyo económico lo voy a agradecer dándoles ya no uno, sino dos, incluso tres medallas de oro. Yo voy a pelear y les garantizo al 100 % que lo voy a lograr”, afirmó con convicción.

Pasión y disciplina

Masa es la prueba viviente de que la pasión y la perseverancia pueden vencer cualquier obstáculo, incluso el tiempo. Él insiste en que no hay un secreto para el éxito; todo se resume en disciplina. Mantenerse vigente en este deporte exige comer sano, dormir bien, evitar el alcohol y el tabaco, pero lo más importante es amar lo que haces.

Su vida nos enseña que la verdadera victoria no está solo en las medallas, sino en la capacidad de superar nuestros límites y, sobre todo, en la valentía de seguir soñando.

“Mi meta es ganar el campeonato mundial tres veces, y si puedo, más. Seguiré saltando hasta que Dios me diga que es hora de detenerme”, finalizó.

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